Una multitud de activistas y compañeros de Azyz, han realizado ruidosas manifestaciones pidiendo su liberación y denunciando abierta y contundentemente la acusación instrumentada contra uno de los personajes más emblemáticos de la revolución. Originario de la región de Sidi Bouzid (donde se inmolara Mohamed Bou Aziz el 17 de diciembre de 2010, desencadenando con su sacrificio la revolución tunecina) Azyz es uno de los militantes y activistas que con más frecuencia ha denunciado, durante estos tres últimos años, la marginación y la injusticia sufrida por las familias de las víctimas y de los heridos de la revolución. Detenido y ferozmente golpeado por la policía de Ben Ali el 6 de enero de 2011, ha sido un revolucionario de la primera hora, declaradamente anarquista, cínico, inteligente y sarcástico, enemigo jurado de la policía. Un símbolo para todos los jóvenes que han creído en la revolución. Una espina clavada en el costado del Ministerio del Interior que a través de su brazo operativo, el cuerpo de policía inexpugnable e inoxidable, se está vengando lentamente de los jóvenes que participaron en la revolución.
Azyz y su amigo el fotógrafo Sabri Ben Mlouka fueron detenidos por la policía en la Goulette, en la noche del 12 al 13 de mayo, pero el bloguero no ha firmado ninguna declaración y ha rechazado someterse a la prueba de la orina.
En los días precedentes a su detención, el bloguero de 31 años había denunciado la persecución policíaca y judicial que desde hace algún tiempo están sufriendo muchos jóvenes sin que los medios hegemónicos, en aras de la normalización “tecnocrática” y regocijados por el regreso de los turistas, hayan hecho la menor mención.
Son muchachos “acusados” de haber asaltado cuarteles de la policía y sedes de la Guardia Nacional durante la revolución. Están solos frente a estos abusos, como heridos por la revolución y los padres de los muchachos asesinados por la policía de Ben Ali. Los partidos, incluidos los de la izquierda, no abren la boca. No hay ya una “dictadura islámica” a quien culpar de las vejaciones y los abusos que sufre nuevamente una buena parte de la población sino un gobierno “técnico”, fruto además de un diálogo nacional, y está la “constitución más bella del mundo” y además la libertad de expresión. Mientras el gobierno se postra ante los dictámenes del Fondo Monetario Internacional preparando al país para convertirse en un escenario griego y la joven y graciosa ministra de Turismo Amel Karboul participa en eventos ultra mundanos para favorecer el retorno de los turistas, las perfectas mónadas en que se han convertido los partidos tunecinos sólo se ocupan de sí mismos y de las futuras elecciones. Ni Ennahda ni Nida Tounes se han pronunciado sobre el arresto de los dos jóvenes, ni siquiera lo ha hecho el Frente Popular (izquierda radical).
Durante la revolución Azyz publicaba en su blog panfletos contra Ben Ali y posteaba videos que testimoniaban la represión policial, así como ha denunciado últimamente el clima represivo y vengativo que está golpeando inexorablemente a los protagonistas de las sublevaciones populares de hace tres años. Con la campaña “’Ena Zeda7rakt Markez » (Yo también incendié una comisaría) lanzada en las redes sociales, Azyz intentaba combatir la tentación de borrar la memoria de la revolución que sin embargo, salvo a una ínfima minoría de la población, parece no escandalizar a nadie. Había hablado por televisión citando testimonios de habitantes de algunas regiones del país que habían visto con sus propios ojos incendiar las comisarías a los mismos policías, había mencionado también el trabajo de recolección de datos y de nombres de los jóvenes denunciados o procesados por las acciones revolucionarias del 2010 y del 2011. Hoy en la concentración ante el tribunal encontré a uno de ellos, el jovencísimo Khalifa Noomen de la ciudad de Djebeniana (una ciudad resistente, como él mismo la define), recientemente denunciado por ¡“actos de terrorismo” realizados durante la revolución! Otro activista que ha estado siempre junto a las familias de las víctimas apoyándolas en sus reivindicaciones de verdad y justicia.
Serían por lo menos una cincuentena de personas las denunciadas por “actos violentos” llevados a cabo durante la revolución, algunas de ellas condenadas a de entre uno y tres años de reclusión, desde Túnez hasta Jerba.
Azyz Amami está procesado por consumo de cannabis y muchos han vuelto a hablar de la infame ley 52, triste herencia de la dictadura. Su padre Khaled Amami y sus compañeros denuncian sin embargo que la acusación es solo un pretexto para intentar silenciar al bloguero y temen, con razón, que poner en evidencia, como lo hacen algunos partidos y algunos periódicos, la necesidad de modificar tales leyes, puede desviar la atención de los verdaderos problemas: el silencio o la pasividad de los partidos sobre la vuelta a las viejas prácticas del Ministerio del Interior, pero también la traición de las reivindicaciones revolucionarias, la prensa y la televisión que vuelven a colorearse de “malva” (el color símbolo de la dictadura) y la represión de los jóvenes revolucionarios.
Maher Hamdi, un militante del UGTT (el mayor sindicato tunecino), detallaba estos elementos en alta voz, frente al tribunal de Babnet, recordando otros recientes episodios de rechinante represión, como la citación el 14 de mayo del periodista Taofik Ben Brik ante la Dirección General de Investigaciones de la Guardia Nacional en la Alouina, como consecuencia de una denuncia por difamación por parte de un sindicato de la policía
Entre tanto y mientras Azyz permanece en la cárcel, la sección instructora de la Corte de Apelaciones Tunecina revocó el 14 de mayo la prohibición de salir del país de Ali Seriati, ex jefe de seguridad del dictador Ben Ali, refugiado en Arabia Saudita desde el 14 de enero de 2011. Es probable que Seriati sea liberado el 21 de mayo.
Este es uno de los efectos tangibles de la sentencia del pasado 12 de abril, que en la práctica lo disculpó por la feroz represión de los movimientos revolucionarios que sacudieron a Túnez entre diciembre de 2010 y enero de 2011.
El 13 de mayo, cuando pudo ver a su padre, Azyz le dijo: “Estoy en contra de este Estado y estas leyes, no pediré nada y nada quiero de ellos”. No, querido Primer Ministro, Azyz no es simpático* y seguirá siendo una espina clavada en el costado de este sistema.
* Referencia a una declaraciones de Mehdi Jomaa, el primer ministro tunecino, en las que se refería de manera condescendiente a Azyz Amami como “un joven simpático cuyo caso habrá que seguir con atención”.
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